Los frutos de chirimoya contienen muchos nutrientes: proteínas, carbohidratos, ácido fólico, calcio, fósforo, hierro, tiamina, riboflavina, glucosa, fructosa, sacarosa, celulosa, lingnina y pepsinas, así como ácidos orgánicos: cítrico y ámbar. Chirimoya contiene vitamina C, vitaminas B. Debido a la combinación perfecta de ácidos y azúcares, la chirimoya es un producto fácil de digerir, nutritivo y muy sabroso. El uso de estas frutas normaliza la acidez del estómago, mejora el hígado y contribuye a la pérdida de peso. Chirimoya también tiene aplicaciones como planta medicinal. En los últimos años, se han encontrado sustancias con alta actividad antibacteriana en la planta. Sus tallos y hojas son ricos en alcaloides específicos: liriodenina, annonina, michelalbina y Reticulina. Las hojas y semillas de chirimoya contienen muchos aceites esenciales, que son excelentes insecticidas. La solución alcohólica del jugo obtenido de ellos mata los piojos y otros parásitos. En los trópicos, el extracto de semillas, tallos y hojas se utiliza como un excelente repelente natural. De la corteza y las hojas en América del sur hacen un té calmante y relajante que mejora la digestión y tiene, además, un ligero efecto laxante. Los indios creen que las hojas de chirimoya inhiben el desarrollo de tumores. Dos cucharadas de fruta seca triturada son un excelente antídoto para la intoxicación alimentaria.